domingo, 4 de noviembre de 2012

Por qué somos como somos


Poca gente desconoce a ese anciano con rostro mitad bonachón, mitad neurótico, de pelo blanco revuelto, que le confiere el aspecto de un científico loco, y que incluso ha anunciado pan de molde. Pero no es un científico, y tampoco está loco: es abogado, economista y le encanta ser popular. Y yo me pregunto: ¿en qué momento decidió meterse a divulgador de la ciencia?

Reconozco que, hasta hace poco, sentía simpatía por él, apenas había indagado en sus teorizaciones, y sólo había visto un programa de Redes hace cosa de un año, con un amigo, y en considerable estado de somnolencia. Sin embargo, la idea de que existiera en España un divulgador tan popular que acercara la ciencia al gran público me parecía un hecho admirable. Repito: hasta hace poco.

Cuando comencé a leer Por qué somos como somos me pareció un libro muy ameno pero que apenas decía cosas que no supiera antes, si bien ya veía que los puntos de vista y las conclusiones que saca Eduardo Punset rozan el amarillismo científico. Olía un poco a fritanga. Dio la casualidad que encontré por la Web algún amigo escéptico e indignado con declaraciones de este hombre, y mi curiosidad me hizo apartar la vista del libro para centrarme en los comentarios que se hacían sobre él en los mentideros científicos, sobre todo estudiantes de carreras de ciencia pura. Fue cuando conocí sus meteduras de pata y su falta de humildad para pedir perdón por ofrecer información errónea, en las que mezcla física cuántica, teoría de la probabilidad y la acupuntura. Y desde ese momento el libro se me atravesó.

En uno de los primeros capítulos comenta que al inicio de los tiempos, los organismos unicelulares, inmortales, se reproducían de forma asexual, por bipartición. Pues bien, a partir de esta explicación, Punset concluye que "el hombre renunció a la inmortalidad por el sexo". Con ejemplos así, creo que dejo bien claro de qué manera está orientado este libro, y qué tipo de "divulgación" hace este hombre.

Me parece fantástico que en el último capítulo acabe hablando de economía, algo en lo que sí se supone que es especialista, y una parte ineludible si se quiere saber por qué somos como somos los seres humanos actuales, pero se ve una total falta de hilo que nos conduzca de forma fluida de un capítulo a otro, de una cuestión a otra. En un párrafo puede estar hablando de antropología, y a continuación te habla de biología, luego de química y después de aquelarres y brujería, como si estuviéramos asistiendo a una tertulia del programa de Ana Rosa Quintana. El modo que tiene de comentar cada asunto es lanzar una pregunta al aire, a continuación citar textualmente a un colega suyo que le da la respuesta, y para finalizar sacar alguna interpretación imaginativa que sirve de enlace al siguiente asunto.

Por qué somos como somos dista de ser un buen libro de divulgación científica. Se ve, más bien, como una conversación de cientos de páginas entre Eduardo Punset y sus amigos, en el que no falta la publicidad gratuita de su programa Redes y su buen montón de libros que no leeré.

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